La circuncisión también reduce el riesgo de cáncer de pene durante toda la vida, el de cáncer cervical en parejas sexuales y disminuye el riesgo de infecciones del tracto urinario en el primer año de edad del varón.
La circuncisión consiste en la extirpación quirúrgica del prepucio del pene y generalmente se realiza a los recién nacidos.
Los datos médicos demuestran que este procedimiento quirúrgico es más seguro y ofrece más beneficios de salud si se realiza durante el período neonatal, no parece afectar adversamente la función sexual del pene ni la sensibilidad o la satisfacción sexual y califican de rara la presencia de alguna complicación aguda.
Pero alertan sobre personas no capacitadas que realizan circuncisiones infantiles, desde médicos, enfermeras o religiosos, cuyos resultados frecuentemente son desfavorables, por lo que recomiendan que el procedimiento sea practicado por médicos capacitados y competentes.
"Una conversación que se debe dar antes de la concepción o durante el embarazo, definiendo quien llevará a cabo la intervención, explicando los beneficios y riesgos potenciales y asegurando que los padres entiendan que se trata de un procedimiento optativo".